Diecinueve mil personas me rodean, acostumbrado a carreras de, como máximo 1000 personas, es una cantidad de gente que me agobia.
Lo mejor es que creo que es la única carrera en la que he conseguido llevar el dorsal de manera decente, eso de ponertelo en los bares a toda prisa no es funcional, hoy me lo he puesto en casa sin nigún agobio de tiempo.
Es mi primera experiencia es asfalto y siento curiosidad por como responderán mis sufridas rodillas a estas alturas del calendario en donde, a excepción de alguna prueba aislada, la temporada de montaña llega ya a su fin.
El tiempo nos ha ofrecido un día esplendido, sol y calor con una ligera brisa que aliviaba y refrescaba el ambiente en muchos tramos del recorrido.
Comenzamos a las 10 en punto con ánimo super festivo y con ambiente relajado, entre bromas y al ritmo que marcaban los aplausos de los participantes nos lanzamos a correr por las calles de Valencia.
Reímos, sorteamos gente y obstáculos. Toda la carrera voy a ritmo de Roberto que debutaba hoy en el Caragol, esperemos que el gusanillo competitivo le haya poseído como a casi todo el que prueba el running. Vamos hablando de nuestra última semana que ha sido muy intensa y hablamos del futuro que nos espera, lleno de incertidumbres y de ilusiones.
Alfredo y Mayte van unos metros más adelante. Al llegar al paseo de la Alameda se incorporan dos caragolines junior, mi hijo Sergio y su querida teta Alba que hacen los últimos metros conmigo y con Alfredo, cuando vamos a llegar brazos en alto en señal de victoria y como premio a los peques, camiseta de regalo. El crono poco importa, pero como referencia decir que ha sido un poquito menos de una hora.
Conclusión, buen domingo por la mañana, buena compañía, buen tiempo y fiesta deportiva, hoy Valencia ha sido corredora. Igual repito otra de asfalto y todo.
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