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32 Volta a Peu (La misión)

El domingo 18 de mayo se celebró la 32 Volta a Peu de València y Caragol Running Team no podía faltar.  20.000 corredores nos hemos juntado en la Alameda, salida y meta de la carrera decana de la comunidad Valenciana. Si, era este domingo, como se nota la ausencia de Canal 9 #rtvvnoestanca (me apetecía colocar cuña)
 Ha sido mi tercera Volta a Peu, pero ésta tenía un sabor especial, debía cumplir una misión importante  debía ser la liebre de una debutante en las carreras populares, toda una responsabilidad asumida con gusto y con la seriedad que tal acontecimiento merece.
Era importante por que todos recordamos nuestra primera carrera.  Recordamos la música, el ambiente en la línea de salida, los saludos a los compañeros, la suerte que nos desean y deseamos.  Tenemos el sabor del reto que vamos a iniciar, sentimos la presión del posible fracaso e imaginamos los laureles de la gloria pero, cuando empiezas a correr te olvidas, corres, disfrutas... correr es libertad. La libertad emociona, luego correr es emoción. El problema es que la emoción puede ser buena o mala, pues aquí la importancia de mi labor, todo debían ser emociones dignas de recordar por buenas y no por horribles.
Bueno, perdón que me disperso.  Ocho fantásticos kilómetros nos esperan, Don Alfredo también está por aquí, saludos protocolarios a la tropa, incluida la familia que esta vez nos acompaña (otro  motivo más de emoción) y salida.
Ya he advertido a Ana que en los dos primeros kilométros no atropelle a nadie, en esta distancia esta carrera es mezcla de running y slalom gigante. El movimiento más repetido es el zig zag, debemos evitar niños, ancianos, mascotas, patines, abuelas con el pan y domingueros periódico en mano. Esto es la Volta a Peu, aquí hay de todo y un exceso de ímpetu nos deja fuera de carrera, o nos hará correr más para evitar alguna agresión. Esto difiere de los entrenos por la huerta de Museros, allí hay algún perro suelto y algún abuelo con gaiato que son fácilmente evitables.
Vamos así, zigzagueando pasando por la Plaza de Zaragoza y mientras llegamos nosotros a ese punto del recorrido, la cabeza de carrera ya va por el otro margen del río Túria (vamos bien)
Sobre el segundo kilómetro empezamos a disfrutar de algún metro cuadrado propio por lo que ya podemos ir en paralelo y charrar. Si la carrera contara ritmo de carrera calculado con media ponderada por palabra hubiéramos ganado por goleada pero, de momento, estos detalles no se valoran.
Su ritmo de conversación me deja claro que vamos bien. Le pregunto de todos modos por los datos objetivos, ritmo y pulsaciones. Nada, no tiene casi pulsaciones lo que nos da dos opciones, o ha muerto o le va  mal el pulsometro. Optamos por lo segundo por que sobra decir que parece ir bien. Ríe y disfruta. Pues nada, seguimos.
Importante punto para el debutante en la volta a peu, túnel de Gran Vía. Aquí la gente de todas las edades grita y aplaude. Silva e insulta. Ríe y, alguno hasta llora. La reacción del debutante es o unirte a ellos o acelerar para salir pronto de allí. Ana acelera. Yo hice lo mismo.
Plaza España y Guillem de Castro, seguimos sin pulsaciones pero yo creo que sigue bien. Sigue hablando. Ojo yo también hablo, pero menos.
Nos adelanta Alfredo, no pasa nada, en la siguiente lo pillamos. Luego También nos pasa Maite y Carlos que alternan correr y andar por una lesión de él. Seguro que se recupera rápido y vuelve a disfrutar.
Seguimos a ritmo para llegar al último kilómetro, aquí mi amiga Ana ya no me habla tanto. Sé que no está enfadada, debe estar concentrándose en la meta. Ya empezamos a oír la megafonía. Le pregunto si quiere acelerar y me dice que no pero, creo que sin darse cuenta, ya ha acelerado.
Ya en la recta de meta va lanzada, la adrenalina le supera mientras busca a su familia, a su marido, Luis,  y a sus hijos (Marcos, Daniel y Óscar) que los tiene en mente desde el principio. Hoy Luis habrá sufrido desde el otro lado, un corredor quiere correr siempre, pero va a disfrutar también de ver como sus consejos han forjado una nueva corredora.
Yo busco a Esther y Sergio. Los veo y nos acercamos a ellos para saludar. Cuantas cosas se pueden hacer cuando uno llega al objetivo final y entramos. Que bonito es entrar en la meta. Que chulada. La felicito sinceramente, lo ha hecho muy bien. 
Marca 55 minutos. Pensábamos tardar una hora. Nos han sobrado cinco minutos que perderemos recogiendo la camiseta técnica de algodón. Técnicamente vale para pijama.
Espero haber ejercido bien de liebre ya que ese que era mi encargo. Mal del todo no lo habré hecho ya que runrunea por ahí que quiere más carreras y, es que, cuando te chutan running en vena ya no te lo puedes quitar.



  

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